El General Sandúa, la versión bogotana de Cosiaca

Un hombre anciano vistiendo una chaqueta roja, un bastón y un sombrero militar
nicolas.pena
Actualidad
Jue, 22/05/2025 - 12:23

A propósito de la serie 'Cosiaca' de Teleantioquia, en Canal Capital recordamos al General Sandúa, la versión bogotana del personaje cuentero e histórico.

Bogotá. La Candelaria. 9 de junio de 2020. Esta es la fecha y el lugar donde las calles bogotanas vieron deambular por última vez al General Sandúa, uno de los tantos personajes icónicos de la historia de la capital.

Con su uniforme militar, sombre bastón y la frase “vale mucho más que una persona que intenta algo, así no lo consiga, que la persona que no intenta nada” es como los rolos recordamos a este habitante de calle que, por casi 30 años, recorrió la ciudad esparciendo refranes, historias y cuentos a quienes se le acercaban.

Aníbal Muñoz Valencia, como era su verdadero nombre, nació en Pácora – Caldas el 15 de agosto de 1927 y vivió en las calles bogotanas luego de perder su primer trabajo como mesero en Fontibón. “Ese fue el primer día que dormí en la calle”.

El General llegó a la capital pasados los 60 años, luego de una peripecia que pasó por Montería, Cali y Medellín, donde pasó de trabajo en trabajo, para conseguir el pan del día.

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En el gobierno de Ernesto Samper Pizano logró obtener una especie de subsidio que dijo haber perdido por las artimañas de una funcionaria. “Es que había unos viejos a los que le tocaba la letra A y otros, la B. Unos ganaban 150 mil y otros 75 mil”.  

En una ocasión, le pidieron actualizar su lugar de residencia firmando un papel que, supuestamente, era para surtir el trámite; sin embargo, lo que “me hicieron firmar hizo que perdiera la mitad de mi subsidio”.

Aníbal entonces organizó su primera protesta con la intención de que todos sus coterráneos lo siguieron en su queja, pero se quedó solo en la causa: nadie se arriesgó a perder la totalidad de su subsidio. De ahí nació su mítico apodo, ‘General Sandúa’, al que decidió adornarlo con un vestido rojo y azul y una gorra de plato.

El hombre empezó a hacerse notar tanto entre locales como entre visitantes extranjeros, pues solía plantarse en alguna calle del centro de Bogotá para marchar o bailar, casi siempre precedido por palabras que oscilaban entre la poesía y el discurso político. Con el tiempo, se fue ganando el afecto de muchos, incluso el de las Hermanas de Calcuta, donde siempre encontraba un plato de comida.

Desde colarse en un desfile organizado por Fanny Mikey hasta su participación en la novela d Diomedes Díaz, este abuelo llegó a ser reconocido, incluso, en el extranjero. “A mí me reconocen hasta en Alemania”, dijo a El Tiempo, recordando a los turistas que le pedían sacarse una foto con él.

El ‘General Sandúa’, junto con la Loca Margarita, Pomponio o Goyeneche tiene una estrella en el pavimento de la memoria capitalina. Su presencia en las calles del centro de Bogotá nos genera nostalgia y muchos recuerdos; y nos muestra que para defender las causas en las que se cree, solo se necesita convicción, espíritu y tal vez un traje icónico.

Aníbal Muñoz Valencia 'El General Sandúa' falleció a los 92 años en el Hospital El Tunal, producto de complicaciones del cáncer de próstata que padecía.

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Cosiaca, el cuentero paisa que quedó en la memoria de los colombianos

Cosiaca

José María García no era precisamente como se le conocía: Cosiaca es el nombre con el que todos recuerdan a este popular personaje del siglo XIX y principios del XX.

En la Medellín de antaño, cuando las calles eran todavía de piedra y los tranvías recortaban la quietud de la tarde, deambulaba un hombre que parecía salido de un cuento callejero: Cosiaca.

Su nombre verdadero pronto fue sepultado por el apodo que le dio fama de pícaro ilustrado, bufón sin corona y cronista del pueblo. No fue poeta de papel ni político de estrado, pero tenía el verbo afilado y el oído presto para escuchar los murmullos de la ciudad y devolverlos al viento, transformados en risa, crítica y memoria.

Cosiaca no hablaba: recitaba. Cada esquina era su escenario, cada transeúnte su público potencial. Bastaba con que se arremolinara un grupo de curiosos para que comenzara su función improvisada, mitad chanza, mitad oráculo.

No se precisa el lugar donde nació, unos dicen que en Envigado, otros, que en Heliconia o Jericó. Tampoco se conoce su fecha de nacimiento. Murió muy anciano en 1910 en la casa de los pobres, donde lo atendieron las religiosas.

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Cuenta Javier María en la revista La Hoja de Medellín, que como último deseo antes de morir, una monjita le preguntó a Cosiaca que si quería alguna cosa o alguna petición. Cosiaca le pidió que le llevara un médico y un abogado. Cuando llegaron los dos personajes al asilo, los hizo sentar cada uno al lado de la cama, pero Cosiaca permaneció en silencio. Ante la tensión del cuarto, la monja le preguntó que para qué los había hecho llamar y él contestó: “como yo me estoy muriendo, quiero que sea como Jesuscristo, en medio de dos ladrones”.

¡Desde el General Sandúa hasta Cosiaca, que cosa tan berrionda cómo hablamos! Mientras aquí nos tomamos un tinto con el veci, ustedes se toman un fresco con los parceros. Y mientras nosotros vemos #CosiacaLaSerie ustedes parchan con el #Bogotario

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